miércoles, 3 de abril de 2013

JABÓN SORPRESA



Este jabón es un regalo muy especial, divertido y educativo para los niños, ideal para que aprendan el hábito de lavarse las manos. Se trata de un jabón de glicerina translúcido que esconde un juguetito en su interior... qué será?? No lo conseguirán hasta que se gaste.
Todas las madres que lo han probado aseguran que sus hijos, que antes acudían al lavabo a regañadientes a lavarse las manos, ahora buscan cualquier escusa para hacerlo. ;)

Sabías qué...?

El 15 de octubre se celebra el día mundial del lavado de manos para recordarnos la importancia de este hábito que puede salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica.  

Lavarse las manos es sencillo y es la mejor manera de prevenir resfriados y otras infecciones y enfermedades en casa, la escuela o el trabajo. Aplicar una buena técnica a la hora de lavarte las manos, y enseñarle a tus hijos a hacer lo mismo, es una poderosa táctica para mantener la salud de tu familia. La regla básica es que hay que lavarse las manos antes de cocinar, después de manipular carne cruda, antes de comer, después de cambiar pañales, después de toser, estornudar o sonarte, y después de ir al baño.

La primera persona que demostró que lavarse las manos previene el contagio de enfermedades fue Ignaz Semmelweis, un médico húngaro que a mediados del siglo XIX consiguió disminuir en un 70% la tasa de mortalidad por sepsis puerperal entre mujeres que daban a luz en su hospital mediante la recomendación a los obstetras de que se lavaran las manos antes de atender los partos.

Semmelweis trabajaba en un hospital de Viena, donde las pacientes de una sala de maternidad tenían un índice de mortalidad tan alto que rogaban que las mandaran a casa. La mayoría de las mujeres recibían tratamiento de manos de estudiantes de medicina que, antes de verlas a ellas, iban a una clase de anatomía forense y trabajaban con cadáveres. 


Naturalmente, como no se lavaban las manos después de la clase, transmitían las bacterias de los cadáveres a las madres. El resultado era que en ese ala del hospital, las madres que daban a luz morían cinco veces más que en otra ala del mismo hospital, donde las atendían otros doctores. Semmelweis insistió en que sus estudiantes se empezaran a lavar las manos después de la clase, y las muertes en la clínica de maternidad se redujeron de inmediato. 

Hoy, el lavarse las manos se considera la herramienta más importante que tiene un trabajador del área de la salud para prevenir infecciones. Sin embargo, en aquella época, cuando el Dr. Semmelweis sugirió que se adoptara esta higiene rutinariamente en todo el hospital se rieron de él. Pasaron más de 50 años antes de que la importancia de lavarse las manos como medida de salud preventiva se aceptara en todos los círculos médicos.


 

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